Actualidad

El jurado de la Crítica premia en Villafranca a la poeta Raquel Lanseros y a Antonio Soler

07.04.2019 |

Afincada durante un tiempo en León, que la ha adoptado para su literatura como si hubiera nacido aquí, la poeta de Jérez de la Frontera Raquel Lanseros se alzó ayer con el Premio Nacional de la Crítica por su poemario Matria. El jurado, reunido en Villafranca del Bierzo en una jornada de frío y lluvia, también reconoció a la novela Sur, del malagueño Antonio Soler, con el Premio Nacional de la Crítica en castellano, además de premiar a otros seis autores en el resto de lenguas oficiales de España: Sergi Pàmies por L’art de portar gavardina (El arte de llevar gabardina) y Enric Casasses por El nus La flor (El nudo/desnudo La Flor) en narrativa y poesía en catalán respectivamente, Antón Lopo por Extraordinario y Pilar Pallarés por Tempo fósil (Tiempo fósil) en novela y poesía en gallego a su vez, y finalmente Harkaitz Cano por Fakirraren ahotsa (La voz del Faquir) y Juanjo Olasagarre por Ia hemen (Casi aquí) en narrativa y poesía en vasco.

Matria es un poemario «enérgido, audaz, duro, de fortaleza probada y de una endiablada ternura», aseguraba ayer el crítico Francisco Morales durante la lectura del acta del jurado, que tuvo lugar en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Villafranca. En Matria, que ya había obtenido el Premio de la Crítica en Andalucía, Raquel Lanseros trasciende lo biográfico para abordar cuestiones como la culpa o «el lugar que ocupamos en el mundo», explicó Morales.

Lanseros (Jérez de la Frontera, 1973), Premio Unicaja y Jaén de poesía en otros galardones, es autora de poemarios celebrados como Croniria o Las pequeñas espinas son pequeñas.

Antonio Soler se llevó el Premio Nacional de la Crítica en Narrativa en Lengua Castellana por Sur, una novela de «historias entrelazadas» que entronca con la tradición de narraciones protagonizadas por múltiples personajes como Manhattan Transfer de Dos Passos, que tanto influyó en La Colmena de Cela, explicó el crítico Fernando Valls. Sur comienza con la aparición de un cadáver, pero «no es una novela policiaca», sino más bien un ejemplo de que «la literatura puede tratar la realidad de una manera que no puede hacer el cine». Con «un extenso elenco de personajes», el sur de la novela tampoco es ningún lugar ideal, sino un sitio de calor asfixiante.

Antonio Soler (Málaga, 1956) ya obtuvo el Premio Nacional de la Crítica de Narrativa en castellano en 1996 por Las bailarinas muertas, algo que desde que la Asociación Española de Críticos Literarios empezó a entregar sus premios en 1956 han conseguido Mario Vargas Llosa, Juan Marsé, Luis Mateo Díez, Ramiro Pinilla. Rafael Chirbes y Javier Marías. El escritor reconocía ayer la huella de Dos Passos, paro también del Ulises de James Joyce. Sur ya había obtenido el Premio Francico Umbral y el de Narrativa Alcobendas Juan Goytisolo. Soler ganó el Premio Nadal en 2004 por El camino de los ingleses, que Antonio Banderas llevó al cine, y el Herralde en 1996, también por Las bailarinas muertas.

Ausente la ponente en catalán

El presidente de la AECL, Ángel Basanta, se encargó de leer el fallo del jurado en la modalidad de lengua catalana en lugar de la ponente Lluïsa Julià, que delegó el voto y no asistió a las deliberaciones en Villafranca «como respuesta a la situación política que vive Cataluña», según el acta del jurado. Las deliberaciones sí fueron seguidas por la presidenta de la Asociación Internacional de la Crítica, Neira de Giovani.

El alcalde de Villafranca, José Manuel Pereira, agradeció emocionado al jurado que se haya reunido en la localidad —León es la única provincia que ha acogido tres veces las deliberaciones y en el Bierzo, Ponferrada ya fue sede del fallo en 2012—. «Nos hemos sentido importantes», afirmó Pereira. Y le pidió al jurado que mantenga el contacto con la localidad. «Sois 20 embajadores de Villafranca», afirmó.

La niebla del Bierzo

El propio Ángel Basanta, —que agradeció al escritor y crítico Manuel Ángel Morales su trabajo para que las deliberaciones del Premio Nacional de la Crítica hayan vuelto al Bierzo—ya había asegurado que el jurado sería una embajada de Villafranca, lugar de origen de tantos escritores, tras destacar las similitudes con su Galicia natal. «Vivimos bajo la niebla y tenemos que inventarnos cosas para comunicarnos».

Fuente: www.diariodeleon.es