¡Feliz día del Cristo!

Para los villafranquinos, el día del Cristo señala el comienzo de un nuevo año más allá del calendario oficial. Nuestras fiestas marcan el final del verano, cuando las uvas están ya dando el mosto del que beberemos en los buenos y malos momentos que nos esperan. Pero, si puede que el fin de la época estival nos entristezca, el Cristo le da un aura de alegría que nos deja muy buen sabor de boca.

El volteo de campanas, las gaitas, los cánticos y muchos detalles más hacen que, cada año, enfrentemos la vuelta a las obligaciones con fuerza suficiente. Tal día como hoy, las bombas de gran palenque anunciarían temprano su alborada, el campanario de San Nicolás el Real sería una fiesta, las autoridades municipales recorrerían la Plaza Mayor y la Calle de Arén solemnemente con la banda de música, la Escola de Gaitas vestiría sus trajes tradicionales, el Coro San Valentín estaría a los pies del altar, los balcones estarían engalanados para saludar con veneración a Jesús crucificado, y numerosos colaboradores anónimos llevarían a cabo con gusto su labor. En fin, cada uno viviría este día con su particular experiencia, todos con recuerdos y emociones propias.

Ya sabemos que este año es distinto, pero no por ello tiene que dejar de ser un día de celebración y hermandad. En la S. I. Colegiata todo está preparado para recibir al Obispo de Astorga, Mons. Jesús Fernández, que presidirá la misa mayor. Las vidrieras bañan con su luz nueva las piedras del presbiterio y el órgano afina las notas para hacer sonar el himno de la festividad.

Amigos, desde aquí os animamos a que, este año, cada uno de nosotros sea un clavel que adorne simbólicamente las andas de nuestra venerada imagen. En recuerdo a los que ya no están, a los de antes, a los que han sufrido más de cerca esta tediosa pandemia y no pueden acompañarnos y en adelanto a los que vendrán y a los que debemos implicar para que la tradición perviva. Por todos, dejemos hoy de lado nuestras diferencias y vivamos nuestro día grande con responsabilidad.

Queremos también dar las gracias a la parroquia, la cofradía y a todos los que colaboran con esmero para que podamos celebrar hoy nuestro día, siempre cumpliendo las medidas de seguridad.

La Esperanza es una de las más bellas advocaciones que pueden aclamarse. Por eso, este año más que nunca, tenemos que sentirnos orgullosos y alegres un día como hoy.

Queridos villafranquinos, allegados y todos cuantos deseen sumarse:

¡Feliz día del Cristo!