Viticultura

"Quién no conoce sus vinos, no conoce el Bierzo”, se dijo una vez en el Senado, una de las bodegas más emblemáticas y añoradas de la calle del Agua, la calle alrededor de la cual giró toda la cultura del vino del Bierzo durante décadas, y quién sabe si siglos. Por aquel entonces, los caldos del Bierzo eran el vino de mesa por excelencia no sólo en la propia comarca, sino en Galicia y Asturias. Incluso abasteció las casas de allende los mares, en Argentina, cuya gran colonia de gallegos quería seguir degustando los vinos que le habían acompañado desde siempre en su tierra natal.

Y es que el Bierzo siempre ha estado ligado a sus viñas, a su mencía, la mejor embajadora que esta tierra ha tenido, y sigue teniendo, a lo largo de su historia, desde mucho antes que Plinio el Viejo y Estrabón refirieran, hace ya más de 2.000 años, la existencia viñedos en los valles que rodeaban el asentamiento romano de Bergidum.

Pero si los vinos del Bierzo han tenido una constante a lo largo de los siglos, ésta ha sido Villafranca. La Villa del Burbia vio nacer a la primera bodega que embotelló vino en la comarca, y ha alumbrado el despegue de la mejores bodegas del Bierzo, que se aglutinan en torno a Valtuille y a la propia Villafranca.

Es Villafranca la capital del vino del Bierzo, y no sólo porque el presente y la historia estén de nuestro lado, sino porque los medios extranjeros que hablan de nuestros caldos así lo atestiguan. Como la revista Wine Spectator o el diario Wall Street Journal, que en un artículo reciente, calificaba a Villafranca como la principal productora de vino, destacando especialmente este grupo de jóvenes enólogos que desde hace una década están situando el nombre de el Bierzo y la Mencia en los más importantes círculos vinícolas internacionales.

Paseando entre las viñas

“El mejor enólogo es la cepa”, sentenció una vez uno de nuestros más prestigiosos viticultores. Y para saberlo no hay como pasear entre viñedos por las innumerables rutas y caminos que recorren el municipio. No hay como dejar atrás la iglesia de Santiago y adentrarse por el Camino de Santiago, disfrutando de añejos viñedos y de nuevas plantaciones mientras la vista se recrea con la una panorámica única de Valtuille, de sus viñas, y seguir hasta dar con nuestros pasos con la antigua nacional VI, y adentrarnos nuevamente entre los viñedos de Valtuille, disfrutando así de esta expléndida simbiosis de tradición, naturaleza, presente y sobre todo futuro de nuestra tierra.

¿Quieres aparecer en esta sección? Haz click aquí