Patrimonio Monumental - Convento La Laura
Bajando hacia la villa por la que fue antigua carretera nacional Madrid-La Coruña. A nuestra derecha estuvo el convento de La Laura, fundado por Doña María de Toledo, hermana del quinto marqués de Villafranca y virrey de Nápoles, Don Pedro de Toledo, y duquesa de Alba por casamiento con Don Fadrique de Toledo, cuarto duque de Alba.
Dice Luengo que cuando Doña María enviudó y perdió a su único hijo, Don Pedro la instó a que fuese a gobernar sus estados, de los que él no tenía más remedio que estar ausente. Enterado del propósito de su hermana de fundar un convento, le ofreció su castillo de Villafranca. Aceptó doña María y púsose en camino para Villafranca con los restos de su esposo e hijo difuntos que deseaba enterrar en la nueva fundación. Ya había llegado a Carracedo, cuando Don Pedro se volvió atrás del ofrecimiento del castillo y convenció a doña María para que de momento no entrara en Villafranca porque había peste, y la llevó al castillo de Corullón.
No cejó Doña María en su empeño y comenzó a construir un convento de dominicas en 1601, para el que trajo cinco monjas de Medina del Campo y Mayorga, y profesaron también doce novicias navarras, y en el que intentó tomar hábito una hija del mismo marqués, Doña María de Toledo Osorio.
En 1603, el papa Clemente VIII aprobó la fundación y, en el mismo año, Doña María, que deseaba tener en su fundación importantes reliquias, hizo un viaje a Peñalba y trajo lo principal de los cuerpos de San Genadio y sus compañeros, dejando Sólo una pequeña parte en los primitivos sepulcros.
Al parecer, la marcha del convento era poco satisfacto ria para la orden y le denegó su protección, teniendo que acudir Doña María a Roma y declarándolo Paulo V, en bula de 1606, sujeto a la Santa Se- de.
Los problemas no terminaron para la vida del convento en Villafranca, a los que no debió ser ajeno el marqués Don Pedro, y Doña María decidió trasladarlo a Valladolid, donde ya se cita el convento de la Laura en septiembre de 1606 y donde en la actualidad existe.
La iglesia de Astorga puso pleito a las religiosas por las reliquias de Sanitiago de Peñalba, y el conflicto se resolvió cediendo la duquesa al cabildo la cabeza de su santo obispo Genadio, quedando lo res- tante de su cuerpo en Valladolid.